Tratamiento puede durar entre 6 meses y 2 años, dependiendo de la complejidad de cada caso.
La tuberculosis (TBC) se encuentra entre las 10 principales causas de mortalidad en los países de bajos recursos económicos, a pesar de que se puede prevenir y tratar. Esta enfermedad es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, que afecta el organismo a nivel pulmonar y extrapulmonar.
La TBC se transmite de persona a persona a través del aire. Es decir, si un paciente sintomático respiratorio tose, aeroliza las pequeñas gotículas que contienen a los bacilos tuberculosos contaminando a las personas que se encuentran en su entorno.
La Dra. Susan Santillán, neumóloga de Sisol Salud, comenta que los principales síntomas son tos por más de 15 días, esputo (en ocasiones acompañado por rasgos o coágulos de sangre), fiebre (38 °C o más) y dolor en la región torácica. Asimismo, sudoración nocturna y pérdida de peso; a diferencia del COVID-19, la tuberculosis no presenta pérdida de gusto ni del olfato. Además, en personas sanas la infección puede presentar síntomas leves, dado que su sistema inmunitario forma una barrera evitando la transmisión del bacilo.
Asimismo, la especialista destaca que los pacientes con TBC y los inmunosuprimidos –como portadores de VIH, diabéticos o personas con alguna otra enfermedad pulmonar crónica (EPOC y EPID)– son más susceptibles a la infección viral por COVID-19.
“Se deben tomar medidas adecuadas de protección, más aún en esta etapa de pandemia. Por ello es importante el uso adecuado de las mascarillas quirúrgicas en un paciente sintomático respiratorio con sospecha de TBC”, añade la especialista.
Señala que en los casos de TBC sensible el tratamiento tendrá una duración de 6 meses solo con medicación oral, mientras que en los casos más avanzados puede durar entre 18 meses y 2 años, incluyendo medicación oral e inyectables.
Cabe resaltar que esta semana se celebró el Día Mundial de la Tuberculosis (24 de marzo), que conmemora la fecha en que el Dr. Robert Koch anunció el descubrimiento de la bacteria que provoca la TBC, lo que facilitó su diagnóstico y curación, salvando millones de vidas en el mundo.